lunes, 23 de junio de 2014

Los lagartos porteños


Al rescoldo de la chimenea

gemían fuerte los lagartos.

Eran longevos,

venían de San Telmo.

Fumaban triunfos

y se alimentaban

de sus propias pesadillas.

 

Todos cayeron en desgracia.

 

Irrumpió una letra de Discépolo

y se reincorporaron.

Cada uno tomo un vidrio

y rasgó su vientre

sonámbulo y desordenado.

Esa velada fue el llanto

de un pozo con sed. 
 
 
 
Diego Romero


martes, 17 de junio de 2014

Equilibrio


Un pabellón psiquiátrico,
una medallita de plata.
Andrajoso y desdentado
lo recuerdan  garrotazos.
Naufraga en la tos
y olvida el alfabeto.
Mordiendo mendrugos
bajo el techo con manchas.
Ella no está,
no pudo venir.
¿Dónde está el equilibrio? 

 


Diego Romero

Burbujas de lágrimas




Fuimos meses tristes,
de sauces que lloraron
sin pedir ayuda.
Cómplices de lo trágico,
muertos de antemano,
una tela que se pega a la herida.
Angustia del ocaso,
colores que se apagan
lavados por la lluvia.
Aun así deje mi vida
en cada verso.

 

Diego Romero



 

lunes, 16 de junio de 2014

Tres tristes poemitas.

Inocencia

El ajuar manchado,
muerto de silencio
esperó el abandono
de un cuento infantil.



De trasnoche


Los cigarrillos se apilaban,
parecían cadáveres
de la segunda guerra.



Inmortalidad

Hola, soy la juventud,
una ramera de los espejos.


Diego Romero

Higado



He aquí el hígado,
caminante confundido.
Que no conoce
el padrenuestro.
Monje de acero
expirando cada mañana
con la hiel enferma.
Para servir de tinta
al que aspira a poeta.

Diego Romero

Propaganda de dios

 



Caminando entre imágenes difusas,
he venido a exhibir surcos de disgusto.
Mi doliente sangre hipotecada
es un animal herido hasta el hueso.
La periferia me mira descarnada,
con los ojos saltones de un ahorcado.
Horribles dolores parturientos
depuran hasta el último pecado.
Soy un engendro falso y venéreo
que descansa sobre perlas cultivadas.
 
Diego Romero