miércoles, 16 de julio de 2014

NUNCA SERE UN POETA


Son golpes de tambores,
sueños que galopan
cuando alguien se despierta.
Todo fue pintado
en ocre, azul y trastorno.
Algo alude a un relato,
o baguyo guaraní.
Y los riñones,
vampiros impacientes,
sólo buscan la gloria.
Esa del cuartel,
la de sentir frío en verano.
Entonces fui derrotado
al mirar mi biblioteca.
Nunca seré un poeta.
Nunca.
 
Diego Romero

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